El Camí de Marco es uno de los caminos tradicionales de
Sant Joan recogido en el Plan General de Ordenación Urbana de 2013.
Tiene una longitud aproximada de un kilómetro, con calzada única, sin
arcenes, doble sentido de circulación y ancho variable de 6,5 metros a
3,75 en su punto más estrecho. El camino de Marco sirve de acceso desde
Sant Joan a la comunidad “Caballo Loco” y viviendas de de la zona, a la
playa y a las urbanizaciones de la costa de El Campello, pero también,
al Liceo Francés y los centros comerciales de Carrefour y Mercadona.
Tiene un tráfico intenso para las características de la vía, que se
agudiza en verano y a las horas escolares y comerciales. La velocidad
está limitada a 30 km/hora, que en pocas ocasiones se respeta, y se
producen retenciones, en las zonas más estrechas, por la necesidad de
ceder el paso a la dirección de subida a Sant Joan. Los peatones tienen
que circular por la calzada, ya que no existen ni aceras ni arcenes, con
el consiguiente peligro. Yo calificaría al camino de Marco como una
carretera comarcal estrecha, en lugar de una vía de Sant Joan, o como un
atajo que utilizan los conductores de vehículos para acortar trayectos.
De tiempo en tiempo surge el problema y la necesidad de regular la circulación. Se establecen contactos con el ayuntamiento de El Campello y se pide la opinión de los vecinos, pero parece ser que el único problema que se plantea es si continuar con la doble dirección o dirección única, en este último caso si es de subida o bajada y el grado de aceptación de los vecinos ante estas medidas. Son siempre los coches el centro del debate.
Desde la asociación Camins queremos aportar nuestra opinión a la hora de dar una solución, teniendo en cuenta vehículos a motor, ciclistas y peatones.
En primer lugar el camino de Marco, por sus características de anchura y visibilidad, debería considerarse una vía de destino, reduciendo el tráfico de paso y garantizando el acceso a viviendas y actividades.
En segundo lugar habría que tener en cuenta a los peatones. El reciente atropello de una mujer aparecido en la prensa pone de manifiesto esta necesidad. Proponemos se reserve una franja diferenciada de 1,5 m a uno o ambos lados de la calzada para que los peatones puedan circular con comodidad, tranquilidad y sin riesgos.
Una vez definidas estas dos posiciones, hay que plantearse el espacio que queda para los vehículos a motor, si se permite una o dos direcciones. En el caso de que se permitan dos direcciones se pueden poner semáforos que den paso alternativamente a los vehículos en uno y otro sentido en los puntos de menor anchura y asegure el paso de peatones. Estas medidas deberían reforzarse con el control de velocidad más allá de la mera señalización y dotar al camino de elementos que hagan que la limitación de la velocidad sea efectiva. La reducción de la velocidad disuade a los vehículos de paso y permite que la calzada sea compartida por todos con mayor seguridad.
Somos conscientes que la aplicación de cualquier medida para solucionar el problema crea diferentes opiniones y tiene un coste económico. Pero, ante todo, hace falta tomar decisiones y voluntad política. Quisiéramos pedir a los regidores del Ayuntamiento de Sant Joan que se comprometan a tomar medidas en un período razonable, que se establezca un tiempo de prueba para comprobar su eficacia y aceptación y tras este período se proceda a la consolidación de esas medidas.
La disminución de la intensidad y la velocidad del tráfico y el establecimiento de una zona peatonal supondrán una mejora en cuanto a seguridad vial, calidad de vida de los vecinos y condiciones ambientales en ruido y contaminación.
Fotos tomadas el 1 de agosto de 2016
El Camí de Marco desde el punto de vista de la asociacion Camins